YISATH ALBERTO PECH ORTEGA
Nací
un 28 de febrero del año de 1996 en la ciudad de Mérida, Yucatán. Actualmente
vivo en la ciudad de Izamal de donde toda mi familia es originaria.
Soy una persona muy pacífica y agradecida, no
me gustan las injusticias, las detesto. Adquiero un carácter y madurez conforme
a la convivencia y relación con otras personas. La mayoría de las veces siempre
logro lo que me propongo, trato de ser lo más perfeccionista posible.
No
tengo ningún problema en reconocer mis errores, y si se presenta la oportunidad
aprovecho para enmendarlos.
No acostumbro dar mi confianza a cualquier
persona, incluso ha llegado al grado de que al principio, alguien no se lleva
conmigo por el simple hecho de pensar que soy pesado, en cambio otras personas
que se han dado la tarea de conocerme, agradecen el permitirles convivir
conmigo.
La vida de ahora es muy difícil, hay que
aprender a ser independiente, responsable y de buen hablar, no por cuestiones
de halagos, si no de demostrar los valores, principios y sobre todo respeto.
Cosas que ha uno se le ha inculcado desde el nacimiento.
Le doy
gracias a Dios por contar con la compañía y el apoyo de mi madre que siempre
está detrás de mí dándome consejos, para saber aprovechar las oportunidades que
ahora tengo y ella no tuvo.
En
este mundo estamos viviendo en un juego de azar, pero estoy decidido a
continuar con mis estudios y terminar la licenciatura que tres semestres atrás
emprendí. Ser maestro de primaria desde pequeño me ha
llamado la atención, solía jugar de niño con otras amigos a la escuelita, lo
que me motivaba mucho era calificar las tarea, así como a veces tomaba libros
de mi casa y me ponía a revisarlos.
Otro
factor que influyó en mi decisión, es el sueño de mi madre en verme convertido
en maestro como dos de mis tíos; además de que estos al momento de elegir mi
carrera me estuvieron aconsejando.
Desde
hoy renuevo mi compromiso de no defraudar a mi familia, sobre todo a mi mamá;
debo continuar respondiendo con buenas calificaciones, para que todo el
sacrificio no sea en vano y en un futuro me toque ser quien devuelva parte de
lo que se me dio.
En mis años de primaria, secundaria y
preparatoria, me dio gusto ver a mi mamá, pero sobre todo a mi abuelita lo
orgullosas que se sentían por haberme sacado diploma de primer lugar.
Algo
que fundamental en mi segundo grado de primaria fue que gracias a mi maestra,
corregí varias faltas de ortografía y aprendí las tablas de multiplicar, pero
tampoco puedo olvidar a mi maestra de primer grado; con la que primero aprendí
a deletrear y luego a leer.
En ocasiones aún no me veo estudiando la
licenciatura, por momentos me vienen recuerdos de la preparatoria.
Fue
una etapa donde considero se tiene una manera más definida de ver las cosas y
es donde conoces a tus verdaderos amigos que pueden ser para toda la vida.
Con todo esto, no puedo evitar ponerme triste, pues
evoco vivencias como el fallecimiento de mis abuelitos, sobre todo porque
apenas era un niño. Mi abuelito fallece cuando apenas tenía poco tiempo de
haber cumplido un año, y mi abuelita cuando yo tenía la edad de 11 años.
Han
sido un pilar fundamental, parte también de lo que soy ahora se lo debo a
ellos, pues sus consejos perduran en el seno familiar.
En un futuro me veo como un gran profesionista,
mi continua actualización también se enfoca en dar clases en educación media
superior y superior.
Obtener
y defender mi plaza es lo que más anhelo, al igual que contar con otros grados
de estudio como una maestría, que a fin de cuentas puede brindar mejores
oportunidades, no para hacerme un millonario, pero si para vivir cómodamente.
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