Mons. Martín Tritschler se distinguió a lo
largo de su episcopado por su gran amor a la Eucaristía y a la Santísima Virgen
María.
El libro menciona que el santuario de Izamal
dedicado a la Virgen María en su advocación de la Inmaculada Concepción, fue su
lugar predilecto para sus peregrinaciones.
El
obispo poseía caridad, amor y perseverancia en su vocación, ante todo en el
desempeño en su labor de cuarenta y dos años, lo que pudo realizar debido a su
profundo amor a María. En sus momentos más difíciles iba a Izamal, una y otra
vez.
Desde sus primeros años en Yucatán pudo
distinguir la fe del pueblo, a través de la devoción por la Inmaculada
Concepción.
Comprendió la situación de los yucatecos, los
cuales, ajenos muchas veces a los acontecimientos del centro de México, se
conservaba un aislamiento, con posibles separaciones e independencia.
Los
yucatecos eran marianos, pero devotos a la Virgen de Izamal.
Para agosto de 1914, llegaron a Yucatán las
noticias alarmantes de la revolución emprendida por Venustiano Carranza,
Francisco Villa y Emiliano Zapata, se decía por la prensa pronto llegaría un
jefe a gobernar esta entidad, enviado por uno de los revolucionarios.
Por lo que el ahora Arzobispo tomó la decisión
de partir a la Habana, Cuba, al destierro con el obispo Carlos de Jesús Mejía.
La
iglesia comenzó a recibir fuertes golpes. Se expulsó a sacerdotes españoles y
poco después llega el general Salvador Alvarado para continuar con la
persecución de sacerdotes y religiosos, destrucción de iglesias y el triste
saqueo de la catedral de Mérida.
En febrero
del año 1916 pretendieron desaparecer la sagrada imagen de Nuestra Señora de
Izamal, pero el párroco en ese entonces Juan de Salazar y un comerciante
llamado José Álvarez, salvaron la imagen poniéndose de acuerdo que a las doce
de la noche cuando sea apagado el alumbrado público, José llevaría la imagen a su
casa.
Poco
tiempo después, al Arzobispo regresó a Yucatán, en el año de 1919, cuando las
cosas se habían tranquilizado por un breve tiempo y se pone a levantar la
iglesia sobre las cenizas de la persecución religiosa.
En 1920 la Virgen de Izamal retorna a su
santuario y Martín Tritschler dispone la restauración de su camarín. La
inauguración fue el 15 de agosto de ese mismo año en el marco de las fiestas de
su Asunción.
El
doce de diciembre Tritschler sufre un atentado por encargo del gobernador
Felipe Carrillo Puerto, por el simple odio que profesaba el gobernador contra
la iglesia católica y nuevamente es desterrado a la Habana, Cuba. Pese a estas
situaciones Martín se mostró fuerte y perseverante.
En octubre de 1941, se informa es la última vez
que lo ven celebrando una misa pontifical a los pies de Nuestra Señora
Inmaculada y en agradecimiento por sus cincuenta años de sacerdote que estaba a
punto de cumplir.
Al
partir de aquel lugar sagrado donde tantas veces se encontró con María, su
corazón llevó grabado aquellos momentos de encuentro y de oración. La Virgen
estaría acompañándolo agradecida hasta los momentos de su muerte acontecida el
15 de noviembre de 1942.
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