miércoles, 2 de diciembre de 2015

"LA FORMACIÓN DE UNA CONCIENCIA HISTÓRICA"


Debe quedar claro que la toma de decisiones en la enseñanza de la historia es un asunto estrechamente vinculado con el poder, en la medida en que la conformación de la identidad y la conciencia crítica desembocan, por fuerza, en un horizonte de posibilidades. Frente a ello, desde una perspectiva profundamente humanista se deposita el sentido de la historia, de su enseñanza, en el “actuar con plena conciencia de mí y de mi entorno, entender y asumir los procesos sociales y tomar posición consciente respecto de ellos”. Actitud que se proyecta a la docencia en toda la extensión de la palabra. El reto actual de la enseñanza de la historia consiste en no limitarse al qué y cómo, sino al por qué y para qué.
La enseñanza de la historia, su razón de ser en nuestras actuales sociedades, es leída por Oresta López desde la perspectiva que nos ofrece Edgar Morin a través del paradigma de la complejidad, en general y, más particularmente, de la respuesta que da a la ONU y a la UNESCO, en términos de los Siete saberes necesarios a la educación del futuro. Haciendo un recorrido por los efectos de las recientes reformas que tienen en la enseñanza de la historia, sobre las aportaciones de este cuerpo de saberes a la formación de ciudadanos, como una de las vías privilegiadas para el aprendizaje de la convivencia en la pluralidad y diversidad, pasando por el filtro de la crítica nociones que forman parte de nuestro lenguaje, tales como “unidad nacional”, mestizaje, entre otras, que habrán de ser recreadas desde la mirada que ofrece la historia reflexiva y crítica dirigiéndose a los temas pendientes, a los actores olvidados, silenciados, discriminados.
La historia a través de las recientes reformas educativas, la de 1992 y la de 2004, enfocadas en el terreno de la contienda, a donde dirige nuestra mirada Adelina Arredondo, donde convergen diversos actores: “Conflicto multifacético entre SEP, SNTE, gobierno federal y gobiernos estatales, partidos políticos, grupos de historiadores, académicos y no académicos e, incluso, religiosos”. Entre ambos eventos señala el desplazamiento del eje de preocupaciones y debates, de los noventa, centrado en los contenidos y métodos, hacia las discusiones en torno al tiempo destinado a su estudio, su lugar en el currículo, con lo cual pareciera que hoy se está tocando fondo en el asunto al llegar a plantearse, desde una perspectiva pragmática y utilitarista, la pertinencia o no de su enseñanza.
Desde la experiencia de la formación de educadores que trabajan con poblaciones indígenas, Amalia Nivón se plantea cuál puede ser la historia pertinente para estos grupos, su razón de ser en la perspectiva de los programas de educación intercultural bilingüe, lo que la conduce a incursionar en las articulaciones entre memoria histórica de las minorías étnicas y conocimiento histórico, planteándose contenidos y dispositivos para que estas poblaciones se sientan integradas en la perspectiva de lo nacional a través del conocimiento de la historia local de sus comunidades y la comprensión del papel que han desempeñado como sujetos históricos.
La transculturalidad de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, que les hace mantener vivas las tradiciones, la cultura, las costumbres, de su país de origen, Lucía Martínez busca explicaciones en libros de texto, de inicios del siglo XX cuyas imágenes remiten a la pérdida del territorio nacional y generan una actitud de resentimiento sobre los invasores, y otros materiales didácticos relativamente recientes, de 1989, empleados con las poblaciones de jornaleros migrantes en los que se introducen, además de las imágenes, otros contenidos históricos, costumbres y rituales propios de nuestra cultura, tales como las fiestas que fortalecen el vínculo con la cultura mexicana en quienes se desplazan por tierras estadounidenses en busca de trabajo y de otras condiciones de vida.
Nos queda claro que el camino está siempre en construcción, en la búsqueda de formas viables que hagan realidad el reclamo de Pierre Vilar, a tono con los constructivismos, para “el pensar históricamente”, hoy, nuestros sinsabores, nuestros destinos, nuestros sueños colectivos, en la cabal conciencia y compromiso de nuestra condición de sujetos históricos.
Galván Lafarga, Luz Elena (coord.) (2006). La formación de una conciencia histórica.
Enseñanza de la historia en México, México: Academia Mexicana de la Historia.

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