Debe quedar
claro que la toma de decisiones en la enseñanza de la historia es un asunto
estrechamente vinculado con el poder, en la medida en que la conformación de la
identidad y la conciencia crítica desembocan, por fuerza, en un horizonte de
posibilidades. Frente a ello, desde una perspectiva profundamente humanista se
deposita el sentido de la historia, de su enseñanza, en el “actuar con plena
conciencia de mí y de mi entorno, entender y asumir los procesos sociales y
tomar posición consciente respecto de ellos”. Actitud que se proyecta a la
docencia en toda la extensión de la palabra. El reto actual de la enseñanza de
la historia consiste en no limitarse al qué y cómo, sino al por qué y para qué.
La enseñanza de la historia, su razón de ser en
nuestras actuales sociedades, es leída por Oresta López desde la perspectiva
que nos ofrece Edgar Morin a través del paradigma de la complejidad, en general
y, más particularmente, de la respuesta que da a la ONU y a la UNESCO, en
términos de los Siete saberes
necesarios a la educación del futuro. Haciendo un recorrido por los
efectos de las recientes reformas que tienen en la enseñanza de la historia, sobre
las aportaciones de este cuerpo de saberes a la formación de ciudadanos, como
una de las vías privilegiadas para el aprendizaje de la convivencia en la pluralidad
y diversidad, pasando por el filtro de la crítica nociones que forman parte de
nuestro lenguaje, tales como “unidad nacional”, mestizaje, entre otras, que
habrán de ser recreadas desde la mirada que ofrece la historia reflexiva y
crítica dirigiéndose a los temas pendientes, a los actores olvidados, silenciados,
discriminados.
La
historia a través de las recientes reformas educativas, la de 1992 y la de
2004, enfocadas en el terreno de la contienda, a donde dirige nuestra mirada
Adelina Arredondo, donde convergen diversos actores: “Conflicto multifacético
entre SEP, SNTE, gobierno federal y gobiernos estatales, partidos políticos,
grupos de historiadores, académicos y no académicos e, incluso, religiosos”.
Entre ambos eventos señala el desplazamiento del eje de preocupaciones y
debates, de los noventa, centrado en los contenidos y métodos, hacia las
discusiones en torno al tiempo destinado a su estudio, su lugar en el
currículo, con lo cual pareciera que hoy se está tocando fondo en el asunto al
llegar a plantearse, desde una perspectiva pragmática y utilitarista, la
pertinencia o no de su enseñanza.
Desde la experiencia de la
formación de educadores que trabajan con poblaciones indígenas, Amalia Nivón se
plantea cuál puede ser la historia pertinente para estos grupos, su razón de
ser en la perspectiva de los programas de educación intercultural bilingüe, lo
que la conduce a incursionar en las articulaciones entre memoria histórica de
las minorías étnicas y conocimiento histórico, planteándose contenidos y
dispositivos para que estas poblaciones se sientan integradas en la perspectiva
de lo nacional a través del conocimiento de la historia local de sus
comunidades y la comprensión del papel que han desempeñado como sujetos
históricos.
La transculturalidad de los
migrantes mexicanos en Estados Unidos, que les hace mantener vivas las
tradiciones, la cultura, las costumbres, de su país de origen, Lucía Martínez
busca explicaciones en libros de texto, de inicios del siglo XX cuyas imágenes
remiten a la pérdida del territorio nacional y generan una actitud de
resentimiento sobre los invasores, y otros materiales didácticos relativamente
recientes, de 1989, empleados con las poblaciones de jornaleros migrantes en
los que se introducen, además de las imágenes, otros contenidos históricos, costumbres
y rituales propios de nuestra cultura, tales como las fiestas que fortalecen el
vínculo con la cultura mexicana en quienes se desplazan por tierras
estadounidenses en busca de trabajo y de otras condiciones de vida.
Nos queda claro que el camino
está siempre en construcción, en la búsqueda de formas viables que hagan
realidad el reclamo de Pierre Vilar, a tono con los constructivismos, para “el
pensar históricamente”, hoy, nuestros sinsabores, nuestros destinos, nuestros
sueños colectivos, en la cabal conciencia y compromiso de nuestra condición de
sujetos históricos.
Galván Lafarga, Luz Elena (coord.) (2006). La formación de una conciencia histórica.
Enseñanza de la historia en México, México: Academia Mexicana de la Historia.
Enseñanza de la historia en México, México: Academia Mexicana de la Historia.
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