
Tregua por las pascuas navideñas
En la Nueva España, los evangelizadores buscaron aprovechar puntos de contacto que facilitaran la conversión de los indígenas. La piñata, el nacimiento, las posadas, los reyes magos, las pastorelas, la cena de navidad y los villancicos son algunas de las costumbres que se arraigaron durante el periodo colonial. Aunque tales prácticas pertenecen a la tradición cristiana, adoptaron rasgos y elementos indígenas que permanecen hasta nuestros días.
Durante la lucha por la Independencia las celebraciones navideñas no se interrumpieron, incluso, se sabe que las hostilidades solían suspenderse; se permitían las felicitaciones y obsequios al virrey, las misas y los festejos acostumbrados la segunda quincena de diciembre.
Entre la documentación resguardada en el AGN está una solicitud presentada en 1807 por Pedro Ygnacio Guerra, vecino de Querétaro, para que se le concediera una licencia de representar seis comedias en los días de la pascua navideña; también hay una consulta hecha en diciembre de 1816 por el capellán primero del convento de religiosas de San Bernardo, Francisco Benedito, sobre reformas a la misa de la noche de navidad, debido a que en el convento donde él se encuentra, la misa que debe comenzarse a las doce de la noche se inicia más tarde; existe además un informe que en 1820 envió el Ayuntamiento de Alfaxayucan sobre la realización de una corrida de toros y una tapada de gallos para festejar las tradiciones decembrinas de la cristiandad.
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